Como antecedentes personales no puedo evitar mencionar la presencia del dibujo de mis hermanos, que alimentaron el mío, ingenuo y divertido, donde el imaginario se apoderaba sin tregua de los espacios vacíos con mis líneas sueltas, poco más tarde, mi encuentro primero con el diseño escenográfico para teatro y por otro lado, el continuo tropiezo con imágenes, libros, historias y muñecas de hadas y duendes, por extrañas razones, sin ningún propósito se me aparecía en manos de terceros. Las hadas fueron mi primer contacto con la forma femenina, tanto niñas como mujeres, por mucho tiempo las investigué y coleccioné de forma desordenada pero constante. Mi dibujo se vio influenciado directamente por los ilustradores Allan Lee y Brian Froud. Considero que las hadas fueron una importante fuente de expresión, para ese entonces, momento de un agnosticismo total en mi, por lo que jugaba a la fantasía con éstos seres féericos, en los que sólo pensaba como sutiles imágenes pero a la vez como un inconciente refugio para mi vida vacía de fe.
Definitivamente, la razón de todo mi trabajo plástico, se dispara por mi condición depresiva o más bien bipolar. Los continuos autocuestionamientos, las fuertes cargas melancólica y una sensación de desasosiego y nostalgia son el antesala seguro a un producto plástico de mi autoría, por ello las constantes y descriptores en lo que aparezco sempiternamente en mi trabajo sin siquiera proponérmelo en algunos casos. |