La Mujer de las Pancartas

Mi primer encuentro con las Artes fue con el teatro, por ello mis primeros antecedentes históricos parten de la dramaturgia, Lisístrata ( Aristófanes , 411 a. C.) , Las Asambleístas (Aristófanes, 392 a.C.) y Corona de Espinas (Jesús Enrique León, 1996); éstas tres obras, dos dramas y una comedia (Las Asambleístas), fueron las primeras en generar en mí un sentido crítico sobre el papel de la mujer en la sociedad, la necesidad de detenerme en cómo me veía a mi misma y a las mujeres de mi entorno.Poesía latinoamericana que influencia mi trabajo plástico, "20 Poemas y una Canción Desesperada" ( Neruda, P.), el prefacio de "Altazor" ( Huidobro, V.), " Canciones" (Mistral, G.), "La Cuarta Irreverencia" (León, J.E.), esto por mencionar a algunos, sin embargo creo que la poesía es un elemento omnipresente en toda mi vida por lo tanto, la carga lírica en mis piezas es inevitable, éstos autores abordan no sólo en estas obras que mencioné sino tal ves a lo largo de todas sus vidas, al ser humano, al amor y a la mujer como inspiración de maternidad, seducción, misterio y sutileza.

La música es también un factor crucial para mi obra, aunque no se manifiesta palpablemente en mi trabajo plástico es necesaria a la hora de crear, en un ecléctico abanico se juntan, Antonio Vivaldi, Wolfan A. Mozart, Piort Ilich Tchaikovsky, Maurice Ravel, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Radio Head y Cold Play.

Ahora bien, en cuanto a los artistas plásticos, la lista podría ser muy extensa, pero procuraré ser lo más específica posible. Comienzo por el movimiento de los Impresionistas, en particular August Renoir, del cual valoro la importancia que le da la presencia de la mujer como imagen sencillamente hermosa, por supuesto cobijada con la tremenda riqueza de color y luz propia de los Impresionistas. Los Dibujantes Alan Lee y Brian Froud, que en primera instancia fueron los modelos a seguir en mi dibujo primario que desencadenó la pintura con la que cuento ahora. Los pintores austriacos, sutileza de las imágenes femenina de G. Klimt, la lobreguez de los rostros de O. Kokoschka y por sobre todo de Egon Schiele la expresión de los colores, el dibujo espontáneo y sus modelos sórdidos y distantes.